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La historia del Patio de Los Leones

Historia y simbolismo del Patio de los Leones: el corazón artístico de la Alhambra.

23 septiembre, 2020 Lugares

El Patio de los Leones
es el rincón más famoso de la Alhambra. Recibe su nombre de los doce leones que sostienen la taza de la fuente situada en el centro del patio.


El sultán Mohamed V ordenó construir el Patio de los Leones. Tiene planta rectangular y está rodeado por una galería, similar a un claustro cristiano, sostenida por 123 columnas de mármol blanco con varios anillos tallados en su parte superior.


A lo largo de su historia, el Patio de los Leones ha sufrido varias modificaciones. En sus inicios, el centro era un jardín vistoso y el suelo de las galerías estaba cubierto con mármol blanco.


El jardín se retiró para evitar humedades que pudieran dañar la estructura, algo que ya había ocurrido en otras épocas.

Los orígenes de la fuente


La teoría más aceptada sobre la fuente del Patio de los Leones indica que procede de un palacio de los ibn Nagrella.


Ibn Gabirol, uno de los poetas más cercanos a esta familia, escribió en el siglo XI un poema que describe una construcción muy similar:

Hay un copioso estanque que semeja
al mar de Salomón
pero que no descansa sobre toros;
tal es el además de los leones,
que están sobre el brocal, cual si estuvieran
rugiendo los cachorros por la presa…


Este testimonio ha llevado a varios historiadores a relacionar la fuente del poema con la del Patio de los Leones.


La taza, tallada en mármol blanco como el resto de la fuente, tiene un poema de Ibn Zamrak dedicado a Muhammad V, su constructor. Este detalle ha originado teorías que sugieren que la fuente pudo rehacerse a partir de una más antigua o añadirse como nueva en el siglo XIV.


La dirección del Patronato de la Alhambra respalda esta última hipótesis. Tras la restauración de la fuente, se confirmó que la taza, la fuente y los leones datan del siglo XIV y no del XI.

patio de los leones

La función del agua en la Alhambra


En la Alhambra, el agua era símbolo de vida. Fluía por todo el recinto y sustentaba la agricultura. Los nazaríes construyeron acequias para distribuirla, levantaron acueductos y usaron válvulas de seguridad para controlar el exceso de caudal.


El agua se almacenaba en albercas que también filtraban e iban decantando el líquido, garantizando así su limpieza y pureza. Por eso, la acequia principal no necesitaba un pozo de almacenaje.


Una red de atanores de cerámica distribuía el agua por toda la Alhambra, llevándola a casas y baños públicos. Además de su función práctica, el agua era un elemento decorativo clave en palacios y viviendas. Fuentes y albercas, muchas con inscripciones y poemas, daban vida a los espacios, como ocurre en la fuente del Patio de los Leones.

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